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El exportador frutícola, dentro de su proceso de comercialización internacional, se encuentra expuesto a una gran variedad de preocupaciones, sin embargo, uno de los elementos que mayor estrés puede generar es la recepción, en tiempo y forma, de los pagos realizados por los importadores.

Si bien es cierto que la ejecución de pagos internacionales sigue una lógica sencilla, esto es, el banco del importador transfiere los fondos mientras que el banco del exportador los recibe, no es menos cierto que esta dinámica requiere de un proceso financiero complejo que puede tardar entre 1 y 5 días hábiles en finalizarse, generando así una zona gris en donde el importador alega haber pagado el precio de la fruta mientras que el exportador no ha recibido dicho pago.

La zona antes nombrada, además de ser un momento de incertidumbre para el exportador, también puede ser una fuente de problemas logísticos y económicos importantes. Un ejemplo extremo, pero real, de dichos problemas son las estafas que se dan con la liberación de contenedores en puerto de destino: El contenedor llega a puerto de destino, el importador le envía al exportador un comprobante u orden de pago por el precio de la mercadería, el exportador al recibir dicho comprobante u orden permite que el importador desaduane el contenedor y, finalmente, los fondos nunca llegan a las cuentas del exportador -posiblemente porque el comprobante u orden de pago terminaron siendo falsos o fueron cancelados por el importador-.

La razón principal que da nacimiento a la zona gris es que en la actualidad los bancos utilizan sistemas de transferencias internacionales que han estado en funcionamiento durante décadas. Este es el caso del sistema de mensajería entre bancos del Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT) el cual básicamente no ha variado desde su nacimiento en 1977 aun cuando en su primer año solo emitió 10 millones de mensajes mientras que, en el 2020, esto es, 43 años luego de su creación, emitió 9.5 miles de millones de mensajes.

El SWIFT, así como otros sistemas de transferencias creados en una época donde el comercio internacional lucía muy diferente a lo que hoy conocemos, generan principalmente dos complicaciones a los actores internacionales: (i) Tiempos prologados para la ejecución de transacciones; y, (ii) Altas tasas de servicios.

En esta línea, según la consultora Deloitte, las empresas han comenzado a interesarse cada vez más en la posibilidad de utilizar criptomonedas en sus transacciones internacionales.

¿Qué son las criptomonedas?

Las criptomonedas son, en pocas palabras, monedas digitales que están encriptadas para garantizar su titularidad y asegurar la integridad de las transacciones que se realizan con ellas a través de un sistema virtual descentralizado de bases de datos conocido como blockchain.

Aun cuando hubo un par de experimentos previos de criptomonedas, la realidad es que este tipo de activos obtuvieron mayor alcance público en el 2008 con el nacimiento del Bitcoin y no fue sino hasta el 2011 cuando empezaron a aparecer criptomonedas diferentes conocidas como altcoins. Conforme los años han pasado y este sector se ha ido desarrollando, a la presente fecha existen más de 16.000 criptomonedas distintas y, para diciembre del 2021, había alrededor de 295 millones de tenedores de este tipo de activos alrededor del mundo. Algunos estiman que la cantidad de personas con criptomonedas podría aumentar considerablemente, de hecho, Crypto.com calcula que para finales del 2022 dicho número podría llegar a mil millones.

Tipos de criptomonedas.

No todas las criptomonedas funcionan igual y es importante entender que, en términos generales, las mismas se pueden dividir en dos grupos: (i) Criptomonedas -con objetivos de diferenciación las llamaremos criptomonedas tradicionales-; y, b) Monedas Estables -mejor conocidas como stablecoins-.

  • Criptomonedas Tradicionales: Son emitidas por privados y tienen un valor independiente, de esta manera, su precio lo determina la oferta y demanda que haya por dicha moneda en el mercado y su aceptabilidad en el comercio. Este tipo de monedas tienden a ser altamente volátiles ya que su valor no está respaldado por otro tipo de activos en el mundo real. Ejemplos de estas criptomonedas tradicionales son el Bitcoin o el Ethereum.
  • Stablecoins: Este tipo de monedas también son emitidas por privados pero no tienen un valor independiente sino que, más bien, su precio está anclado al valor de otro activo que puede ser una moneda de curso legal, una materia prima u otra criptomoneda. En la actualidad los stablecoins anclados a monedas de curso legal se han vuelto una de las más populares en el mercado ya que, al estar sujetos al valor de monedas como el dólar, se cree que disminuyen el riesgo de alta volatilidad presente en las criptomonedas tradicionales. Ejemplo de stablecoins son: Tether y USD Coin.

Ahora bien, la seguridad de los stablecoins se ha puesto en tela de juicio desde que hace algunas semanas el valor del TerraUSD, uno de los stablecoins más usados a nivel mundial gracias a su paridad con el dólar, cayó estrepitosamente desvinculándose así del valor de dicha moneda y haciendo que los inversores en ésta y otras stablecoins perdieran confianza en las mismas.

  • Usos de las criptomonedas a nivel internacional en la actualidad.

Si bien es cierto que actualmente las criptomonedas encuentran su principal esfera de uso en el mundo digital, día a día más compañías y países están usando este tipo de activos con objetivos operacionales, transaccionales o de inversión.

Ejemplo de compañías que siguen esta dinámica son Microsoft, Tesla, Expedia y WeWork quienes empezaron a aceptar pagos en criptomonedas durante el 2021, o el caso de Visa y Mastercard quienes decidieron abrirle a sus usuarios la opción de tener portafolios en criptomonedas.  Por otro lado, ejemplos de países lo podemos ver en El Salvador y República Centroafricana quienes, de manera acertada o no, han optado por aceptar al Bitcoin como moneda de curso legal.

Finalmente, también es importante señalar que las criptomonedas han demostrado su utilización en situaciones extremas como, por ejemplo, el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania donde este último país recibió donaciones de cerca de 100 millones de dólares en dichas monedas.

Ventajas y desventajas de las criptomonedas.

Habiendo ya otorgado un abrebocas sobre qué son las criptomonedas y como se utilizan, es esencial mencionar ahora cuáles son las ventajas y desventajas de operar con este tipo de activos:

  • Ventajas: Mientras que, como lo vimos anteriormente, los sistemas tradicionales de transferencias encuentran sus principales deficiencias en los plazos prolongados para ejecutar pagos y en las altas tasas de servicios, las criptomonedas podrían solventar ambos problemas ya que las mismas ofrecen: a) Pagos de ejecución prácticamente instantánea las 24 horas los 7 días de la semana; y, b) Tasas de transacción más bajas.
  • Desventajas: Las criptomonedas tienen una serie de deficiencias de las que es importante que el exportador frutícola esté consciente antes de decidir utilizarlas, algunas de éstas son:

a) Alta Volatilidad: La volatilidad está presente principalmente en las criptomonedas tradicionales, sin embargo, la experiencia de TerraUSD nos ha demostrado que las stablecoins también se encuentran expuestas a este problema.

b) Riesgos de Hackeo: Solo entre el primer cuarto del 2021 y el mismo periodo del 2022 hubo un aumento de 695% en las pérdidas de activos encriptados ocasionadas por hackeos;

c) Problemas de Interoperabilidad: Actualmente existen diversos sistemas de blockchains que podrían mostrar incompatibilidades entre unos y otros; y,

d) Contabilidad e Impuestos: Tomando en cuenta que las criptomonedas son un activo que está en sus fases iniciales, existe cierta incertidumbre sobre los procedimientos de registro contable y pago de impuestos en las transacciones hechas con dichas monedas.

Las desventajas arriba señaladas, aunadas a la materialización de eventos disruptivos como la caída de TerraUSD o la restricción de operaciones implementada por Celsius Network a inicios del pasado junio, han llevado a que hoy día sean varios los gobiernos y organizaciones internacionales que estén discutiendo la regularización de las transacciones con criptomonedas. Sobre esta base, el World Economic Forum ha expresado que existen un conjunto de retos técnicos y regulatorios que superar en relación a las criptomonedas, retos que engloban temas como la lucha contra la financiación del terrorismo, antilavado de dinero, interoperabilidad entre los diversos blockchains y la protección al consumidor. De hecho, el mismo Grupo de los 7 -Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón- se encuentra haciendo llamados a regular este tipo de monedas.

Las Monedas Digitales de Bancos Centrales.

Como bien se señaló anteriormente, las criptomonedas son monedas digitales, sin embargo, no todas las monedas digitales son criptomonedas. En esta línea, es importante diferenciar entre las criptomonedas y las Monedas Digitales de Bancos Centrales -“CBDCs” por sus siglas en inglés-.

Mientras que las cryptomonedas son emitidas por privados y controladas de manera descentralizada, las CBDCs son monedas digitales emitidas y controladas por las autoridades económicas centrales de los países emisores. Las CBDCs son básicamente la versión digital de las monedas de curso legal que usamos en nuestro día a día.

Si bien las CBDCs tienen una naturaleza distinta a las criptomonedas lo cierto es que, desde un punto de vista de funcionalidad, las primeras otorgan las mismas ventajas que las segundas al proveer transacciones que se materializan de manera instantánea y más rentable. Sin embargo, las CBDCs pueden eliminar o reducir varias desventajas de las criptomonedas como, por ejemplo, y particularmente importante para el comercio internacional, la volatilidad. Lo anterior ya que, mientras las criptomonedas no tienen activos que respalden su valor, las CBDCs tienen los mismos respaldos que las monedas de curso legal.

A la presente fecha las CBDCs se encuentran generando un movimiento relevante a nivel mundial. El año pasado China lanzó su CBDC, además también lo han hecho Nigeria, Bahamas, Camboya y la Organización de Estados del Caribe Oriental. En paralelo, de acuerdo a un estudio realizado por PricewaterhouseCoopers, en la actualidad alrededor del 80% de los bancos a nivel mundial están considerando la emisión de CBDCs, entre ellos la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo. De hecho, el interés de los gobiernos por las CBDCs a nivel mundial es tal que el mismo SWIFT se encuentra en contacto con empresas de tecnología para realizar pruebas de pagos transfronterizos con estas monedas.

Conclusiones:

Sin duda alguna el uso de monedas digitales tiene el potencial de marcar un antes y un después en la ejecución de transferencias internacionales. No obstante, como todo cambio que modifica radicalmente las estructuras tradicionales, el viraje hacia las monedas digitales debe hacerse de forma progresiva y tomando los resguardos necesarios.

Conforme lo anterior, entre las monedas digitales estudiadas a lo largo de este artículo se considera que, por su fuerte respaldo económico y baja volatilidad, las CBDCs lucen como la mejor opción para realizar un comercio internacional más ágil y seguro. Sin embargo, tomando en cuenta que las CBDCs siguen sin ser una realidad en gran parte de nuestros países, los stablecoins son una buena alternativa para aquellos exportadores que deseen beneficiarse de las bondades de las criptomonedas ya que, aun cuando la situación de TerraUSD dejó un sinsabor, el anclaje de estas monedas al valor de otros activos otorga cierta estabilidad y protección.

Si bien es cierto que hoy en día no hay una alternativa perfecta para los exportadores frutícolas, a futuro, cuando las monedas digitales estén incorporadas en nuestras economías, es posible que las transacciones internacionales sean más eficientes dejando así a la zona gris en el pasado y permitiéndole a los exportadores, finalmente, comercializar sin el temor de quedar estancados en ella.