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El comercio internacional enfrenta un nuevo reto logístico: el Puerto de Rotterdam, uno de los principales puntos de entrada para productos perecibles en Europa, atraviesa actualmente una importante congestión que está afectando el flujo normal de embarcaciones. Esta situación ha generado un aumento considerable en los tiempos de tránsito para diversas rutas, impactando especialmente a los exportadores del hemisferio sur que dependen de este puerto como destino estratégico.

En el caso de Perú, la situación repercute directamente sobre las exportaciones de productos frescos y perecibles, donde los tiempos logísticos son un factor crítico para la calidad final del producto y el cumplimiento de compromisos comerciales.

¿Qué está ocurriendo en Rotterdam?

Durante las últimas semanas, el puerto ha experimentado una combinación de factores que han ralentizado su operatividad. Entre ellos destacan:

  • Condiciones climáticas adversas en rutas marítimas clave, que han obligado a las embarcaciones a reducir velocidad o demorar su llegada.
  • Desvíos de ruta debido a la crisis en el Mar Rojo, lo que ha incrementado la presión sobre puertos europeos del norte como Rotterdam, al recibir un mayor volumen de tráfico marítimo.
  • Limitaciones operativas y congestión interna, que han generado demoras en la atención y descarga de embarcaciones, extendiendo los tiempos de espera hasta varios días.
  • Huelgas laborales inesperadas, como la que redujo en un 50% la capacidad operativa del terminal Hutchison Ports Delta II en Maasvlakte. Aunque la huelga en el Puerto de Rotterdam se resolvió a mediados de marzo de 2025, los efectos colaterales continúan afectando la eficiencia operativa y la estabilidad de la cadena de suministro.

De acuerdo con un informe publicado por SeaRates en marzo de 2025, Rotterdam es actualmente el principal centro logístico de la región europea más afectado por estos retrasos, con un tiempo promedio de permanencia de contenedores (dwell time) de 9.1 días, lo que lo convierte en el puerto más congestionado de los últimos años.

  • Las embarcaciones están esperando hasta una semana en fila para acceder a un muelle.
  • En el terminal Europe Container Terminals (ECT) —uno de los operadores más grandes del puerto y especializado en conexiones marítimas y fluviales—, las barcazas esperan entre 12 y 48 horas, y los feeders entre 24 y 48 horas.
  • En el terminal Rotterdam World Gateway (RWG), una instalación automatizada y altamente eficiente, todos los muelles están ocupados por buques principales o feeders, lo que ha elevado la utilización de atracaderos al 80%.

Impacto en los exportadores peruanos

Esta situación ha generado un cuello de botella logístico que no solo afecta a las líneas navieras, sino también a toda la cadena de suministro de productos perecibles, muchos de los cuales tienen ventanas comerciales estrechas y estrictos estándares de calidad en destino.

Para los exportadores peruanos de productos frescos —como uvas, mangos, arándanos, espárragos o cítricos—, estos retrasos representan un riesgo operativo importante. Los efectos más comunes incluyen:

  • Pérdida de frescura o calidad del producto, con el consiguiente impacto en su aceptación o valorización en el mercado de destino.
  • Incremento de costos logísticos, debido a tarifas por demoras, almacenamiento adicional y gastos imprevistos por cambios de itinerario.
  • Riesgo de incumplimientos contractuales, al no cumplir los plazos establecidos con compradores internacionales.
  • Afectación a la reputación comercial, especialmente en mercados como el europeo, donde la puntualidad y la trazabilidad son aspectos fundamentales.

Ajuste del panorama a marzo 2025

Como resultado, las cadenas de suministro agroexportadoras peruanas están experimentando tensiones significativas debido a la congestión en Rotterdam. Aunque las agroexportaciones peruanas crecieron un 23.7% en enero de 2025, alcanzando los $1,354 millones impulsadas por productos como uvas, arándanos, mangos, paltas, entre otros (AgroPerú, 2025), la saturación logística en el puerto europeo podría comprometer la competitividad de los mismos, principalmente por los riesgos de pérdida de calidad, sobrecostos operativos y restricciones en la disponibilidad de contenedores refrigerados.

Esto es especialmente preocupante para los exportadores que utilizan Rotterdam como puerta de entrada al continente europeo y que enfrentan exigencias cada vez más estrictas en términos de cumplimiento logístico.

Recomendaciones para los exportadores

Frente a este escenario, es fundamental que las empresas exportadoras:

  • Revisen sus contratos logísticos y comerciales, especialmente en lo referido a cláusulas de fuerza mayor o responsabilidades por demoras.
  • Evalúen la cobertura de seguros de carga y condiciones de transporte.
  • Mantengan una comunicación fluida con sus clientes internacionales para anticipar eventuales incumplimientos o renegociaciones.
  • Consulten con asesores logísticos y legales para gestionar correctamente las implicancias contractuales y prevenir impactos mayores.

La situación en Rotterdam es un recordatorio de la fragilidad de las cadenas globales de suministro, y de la necesidad de una planificación integral que incluya no solo lo productivo, sino también lo legal, logístico y comercial.

Invitamos a todas las empresas que estén enfrentando dificultades logísticas o comerciales producto de los retrasos en el Puerto de Rotterdam a contactarnos. En Araya & Cía. Abogados, contamos con más de 20 años de experiencia en el sector, lo que nos posiciona como expertos en ofrecer orientación legal y contractual, evaluar estrategias de acción y defender eficazmente los intereses de los exportadores.

Bruno Nazario S.

ASOCIADO

Abogado de Araya & Cía.